EL TÉCNICO. (Microrelato)
Lo mejor sería ir a por el destornillador, pensó Sebastián después de ser consciente de lo que pasaba. Una vez localizada la avería, había que desmontar la carcasa para poder acceder al interior del aparato, se desplazó hasta su vehículo y cogió la caja de herramientas, “¡joder como pesa la puñetera!”.
No encontró lo que buscaba; de nuevo un lapso en su memoria, le pasaba a menudo durante su trabajo. Cuando volvió en sí, de nuevo como siempre, el maldito destornillador en su mano, ensangrentado, a sus pies yacía una vez más un nuevo cliente.
JJ Guerra.
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