Dibujó su sonrisa
como todas las mañanas,
más sólo era eso,
una fachada dibujada.
A su corazón no,
no le podía ocultar
el amargo sabor de cada despertar.
Cada imagen, cada sueño,
al cruzar el umbral
su triste e ingrata vida
se le clavaba como un puñal.
Un dardo envenenado
que le impedía volar,
abandonar el nido,
los mares surcar.
Una bofetada de aire fresco
le llevó a despertar
en aquella mañana gris,
desapacible como las demás.
Aquella mirada triste
de rostro angelical
de tenue y leve sonrisa
que no lograba ocultar
la tristeza desmedida
de no sentirse amada,
ni tener a quién amar.
Dos corazones destrozados
que cruzaron sus vidas,
cosas del azar,
dos corazones solitarios
que se desbordaron de alegría.
Dos corazones,
en un alma fundidos,
que en un mes de junio tuvieron
su cuento de navidad.
JJ Guerra.
JJ Guerra.
Del encuentro de soledades, nacen amores y amistades.
ResponderEliminarMe ha encantado el poema. Gracias mil.