Cuenta una antigua
leyenda portuguesa que en cierta ocasión un peregrino que se dirigía
a Santiago de Compostela fue acusado injustamente de un crimen y
condenado a morir ahorcado. Para defender su inocencia el hombre
pidió que lo llevaran hasta el juez, el cual celebraba en ese
momento un banquete y se disponía a comer un gallo asado con sus
amigos. El condenado señalando con su dedo el plato donde estaba el
gallo asado dijo a los comensales:
“Mi
inocencia es tan cierta que os aseguro que este gallo cantará si soy
ahorcado”
Todos
los presentes se burlaron de él, sin embargo, ninguno de ellos se
atrevió a comerse el asado y cuando el peregrino fue ahorcado se
produjo el milagro y el gallo asado se puso en pié y cantó
demostrando así su inocencia.

Por
lo visto, en Reino Unido ya existe un equipo que estudia los procesos
cognitivos automáticos que llevan a los ciudadanos a tomar
decisiones a la hora de votar en las elecciones.
Hasta
ahora, en España el mecanismo que más eficacia ha demostrado ha
sido el de hacer creer a los esclavos que todo lo que pasa es por su
propia culpa. Una culpabilidad acentuada por la educación católica
que sigue prevaleciendo en buena parte de la población por mucho que
este país se confiese laico. De este modo entre el capitalismo y la
religión, han conseguido que los propios trabajadores e incluso los
parados se muestren a favor de un sistema que los explota y que
encima se atreve a recortar los servicios sociales.

Pero
claro todo sería aún más sencillo para ellos si pudiesen dirigir
a su antojo nuestros propios pensamientos como si se tratase de la
programar cerebros electrónicos a través de la ciencia.
En
el artículo de la BBC se deja abierto un interrogante muy
interesante: “Si la ciencia puede ser usada por quienes buscan
moldear nuestras decisiones, ¿puede también ayudarnos a mantener el
control en nuestras manos?” Quizás sí, quizás fuese posible usar
todos esos conocimientos científicos sobre el cerebro y la conducta
a nuestro favor y convertirnos en seres más libres y virtuosos.
Aún
así, mientras tanto, por si la ciencia fallase, yo recurriría a los
sabios consejos de un antiguo filósofo griego considerado un
ciudadano modelo. Me refiero a Sócrates. Ojalá estuviese ahora
entre nosotros este peculiar personaje paseando por nuestras calles y
haciéndole preguntas a todo el mundo para lograr que pensemos por
nosotros mismos.
Al
igual que entonces, hoy día seguimos rodeados de esos sofistas a los
que Sócrates criticaba por no saber distinguir lo justo de lo
injusto y no ocuparse de buscar el bien. Curiosamente esto viene de
antiguo y parece que nada ha cambiado por mucho que se avance en la
ciencia.
En
el año 399 a. d. C., este sabio hombre pasaba por ser enemigo del
régimen democrático ateniense al denunciar el injusto sistema de
mayorías en las votaciones. Lo mismo le sucedería hoy, como le
ocurre a los pocos que se atreven a denunciar nuestra falsa
democracia en las plazas.

Ahora
que la época navideña se hace inminente, hay otras aves que inundan
nuestros hogares. Y yo me atrevería a señalarlas y pedir un deseo
de esos de navidad:
Si
toda la pobre gente que sufre en sus carnes las terribles
consecuencias de la crisis, quedándose sin casas y dentro de poco
sin educación y sin sanidad, si toda esta gente es inocente que por
favor en la cena de navidad se levanten los pavos asados y se pongan
a cantar. Mucho me temo que, aunque su inocencia sea evidente, los
únicos cantos que se escucharán esa noche serán como siempre los
de la misa del gallo. Aún así que por pedir no quede...
Ojalá
la realización de mi deseo tuviese la misma fuerza y seguridad que
la que tuvo aquel peregrino al señalar al gallo de Portugal.
Carmen Marín.
Carmen Marín.
Muy interesante y acertado. Sobre la manipulacion, que es un tema que por lo visto nos interesa a todos, especialñmente en estos tiempos, te recomiendo una entrada del blog DACTYLOTECA, cuyo enlace encontraras en el mío. Habla de algo parecido. Un abrazo.
ResponderEliminarUn tema para reflexionar, muy bien llevado,y pienso tristemente como tu, que los únicos cantos que han de oírse serán los de la misa del gallo...
ResponderEliminarLa verdad que hay que reflexiona de tantas cosas
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